Discriminar parece ser una condición inherente al ser humano. Resulta, pues, altamente probable que todos tengamos un testimonio que dar frente a un espejo con un sinfín de frentes. Aunque resulte difícil de asimilar, para nadie es un secreto el saber que estamos inmersos en una de las sociedades más discriminativas del mundo. Lo anterior se traduce en un serio retraso que hace eco en todos los aspectos que atañen a México como nación. Hace treinta años, en los Estados Unidos las mujeres, por el simple hecho de serlo, recibían menor ingreso que un hombre por hacer el mismo trabajo… en México se trata del «pan nuestro de cada día». Aun cuando una abrumadora mayoría piense que no discrimina de manera recurrente, la realidad en la vida cotidiana arroja otros datos. La gravedad del asunto radica en que a medida que pasa el tiempo, la situación no parece mejorar y la costumbre se vuelve la mejor aliada de este mal. Este libro que Mario Luis Fuentes y Miguel Székely nos presentan hoy como compiladores bajo el sello del Centro de Estudios Espinosa Yglesias es, como su nombre lo dice, un nuevo rostro frente a la discriminación. El logro de esta compilación de ensayos es mayor. De manera contundente logra su cometido: volver la cara hacia nosotros mismos; repensar qué hay en el inconsciente —¿consciente?— colectivo que nos lleva, casi de manera natural, a hacer menos al otro.