Si bien lo extraordinario llena los vacíos de lo que no podemos explicar, pareciera que los seres humanos tememos encararnos a la inexistencia de los seres sobrebaturales. Negarlos resulta aún más terrible que aceptarlos e integrarlos en la cotidianidad porque enfrentar el vacío de su existencia implica también negar las costumbres, creencias y razones de muchas de nuestras acciones y tradiciones individuales y colectivas.