Ira, sosiego, sobre un paisaje afectivo de desolación. Pero, al mismo tiempo, pulso de una aventura metafísica que pugna, obstinada, por hallar respuestas al enigma de la existencia. Y que nos conduce de modo implacable, desolador, armonioso, intrigante y seductor por singulares senderos poéticos de la lengua. Como sucede a menudo con la producción filosófica, las respuestas a las interrogaciones abiertas por la intuición y la inspiración poética suelen ser a menudo nuevas preguntas, nuevos interrogantes, sobre ámbitos ontológicos crecientemente problematizados. Tal el discurso literario persuasivo que, como una renovada profesión de fe en la virtud fundacional, generatriz y transformadora de la palabra, nos trae, tras considerable pausa, la poesía reunida de Teresa Guarneros. Vida, la suya, constantemente animada por la magia de lo poético, este retorno tras prolongado silencio nos devuelve la riqueza de su búsqueda por laberintos desolados, por recintos de clausura y horizontes de perplejidad. Su profesión de fe literaria es de una perfecta sencillez: No existe para mí otra técnica que la síntesis, consistente en nombrar lo esencial. Testimonio de existencia íntima, como Tere misma la define, su obra posee la cualidad poco común de reunir simultáneamente, y en grado superlativo, profundidad y garra. Textos despojados de todo ornamento superfluo dicen mucho con parquedad contundente y con una eficacia expresiva que en sus pasajes culminantes se llega hasta a acusar corporalmente.Son versos que encaran de frente y sin anestesia, con descarnada sinceridad, con cruda franqueza, los enigmas, las aporías, los dilemas, los callejones sin salida, las encrucijadas de la aventura humana. Angustia existencial, aislamiento, soledad, el pánico del absurdo, el abismo del sinsentido, la búsqueda desesperada de elusivas significaciones, tales son los hilos que se entrecruzan en el telar poético de Teresa Guarneros. Vuelve así a nosotros la voz de una poeta pasional y profunda, cuyo estilo conciso nos conduce a parajes donde la perpleja angustia de ser reflexiona, en alas de una sobria belleza literaria, sobre el sentido de la existencia.Contundentes, estos poemas cincelables en piedra guardan el secreto de una llegada íntima por la cruda verdad de sus encrucijadas. Horror, desolación y plenitud, momentos de intensidad, riesgo y compromiso de no vivir la vida a medias sino del todo, hacen de estos poemas una experiencia que deja huella.La poesía de Tere Guarneros, su difícil sencillez, nos pone a pensar en cómo, por qué y para qué vivimos. Eduardo Molina y Vedia