Este magnífico poemario de César Rodríguez Diez contiene multitudes en miniatura y releva una intimidad que se vuelve desfamiliarizada mediante la acumulación de versos sugerentes, musicales, tensos. Las imágenes alternas entre desgarradoras y bellas, y el efecto neto de leer estos poemas es el de haber participado en una conversación secreta e irrepetible. Es un texto coherente y fragmentario, integro y escurridizo, donde la ambivalencia que le da su titulo se encuentra presente en sus múltiples yuxtaposiciones inesperadas, sus descripciones melifluas del dolor y sus meditaciones filosóficas sobre el paso del tiempos y la condición humana.